El movimiento de la arquitectura emocional surgió en 1959 como una respuesta al racionalismo que había dominado la arquitectura moderna. Esta corriente buscaba crear edificaciones que no solo fueran funcionales, sino que también transmitieran emociones y sensaciones a quienes las habitaban. En este artículo, descubriremos el legado de la arquitectura emocional y su impacto en la arquitectura contemporánea.
Qué es la arquitectura emocional
La arquitectura emocional es una corriente arquitectónica que busca crear edificios y espacios que generen emociones en las personas que los utilizan.
Esta corriente surge en los años 50 y 60, como una reacción al racionalismo y al funcionalismo que dominaban la arquitectura de la época. Los arquitectos emocionales consideraban que la arquitectura no debía limitarse a cumplir una función práctica, sino que debía ser capaz de transmitir sensaciones y emociones a sus usuarios.
La arquitectura emocional se caracteriza por el uso de elementos como la luz, el color, la forma y la textura para crear espacios que generen diferentes emociones en las personas. Por ejemplo, un espacio con paredes de color rojo intenso puede generar una sensación de energía y pasión, mientras que un espacio con paredes blancas y una iluminación suave puede generar una sensación de paz y tranquilidad.
En la arquitectura emocional, el diseño se centra en las necesidades emocionales de las personas que van a utilizar el espacio, en lugar de centrarse exclusivamente en la funcionalidad del mismo. Por esta razón, la arquitectura emocional se considera una corriente humanista, ya que pone al ser humano en el centro del diseño arquitectónico.
En la actualidad, la arquitectura emocional sigue siendo una corriente relevante en el mundo de la arquitectura, y ha sido aplicada en diferentes tipos de edificios y espacios, desde viviendas hasta espacios públicos y comerciales.
Cómo influye la arquitectura en las emociones
La arquitectura emocional es una corriente arquitectónica que busca crear espacios que generen emociones en las personas que los habitan o visitan. Fue en 1959 cuando este concepto se popularizó gracias al libro “Opiniones de Arquitectura Emocional 1959” escrito por el arquitecto español Rafael Moneo.
La arquitectura emocional se enfoca en la experiencia de los usuarios del espacio, buscando crear lugares que no solo sean estéticamente atractivos, sino que también generen una respuesta emocional en ellos. Esta corriente se aleja del estilo frío y funcionalista de la arquitectura moderna y se acerca a una arquitectura más humana y personal.
La arquitectura emocional utiliza elementos como la luz, el color, la textura y la forma para generar emociones en las personas. Por ejemplo, un espacio con mucha luz natural puede generar sensaciones de alegría y vitalidad, mientras que un espacio oscuro y cerrado puede generar sensaciones de tristeza y claustrofobia. Los materiales utilizados en la construcción también pueden influir en las emociones, como el uso de madera que puede generar una sensación de calidez y confort.
La arquitectura emocional también se enfoca en la funcionalidad de los espacios y cómo esta afecta a las emociones de las personas. Un espacio bien diseñado y organizado puede generar sensaciones de orden y tranquilidad, mientras que un espacio confuso y desordenado puede generar sensaciones de ansiedad y estrés.
En resumen, la arquitectura emocional busca crear espacios que no solo sean funcionales y estéticamente atractivos, sino también que generen una respuesta emocional en las personas. La utilización de elementos como la luz, el color y la textura, así como la funcionalidad de los espacios, son clave en la creación de espacios emocionales.
Quién creó la arquitectura emocional
La arquitectura emocional fue creada por el arquitecto finlandés Juhani Pallasmaa en la década de 1970. Pallasmaa es conocido por su enfoque en la experiencia sensorial y emocional en la arquitectura, y sus ideas han influido en la teoría y la práctica de la arquitectura en todo el mundo.
Pallasmaa escribió extensamente sobre la arquitectura emocional en su libro “Los Ojos de la Piel: La Arquitectura y los Sentidos”, publicado por primera vez en 1996. En este libro, Pallasmaa argumenta que la arquitectura debe ser diseñada para involucrar todos los sentidos del espectador, no solo la vista.
Para Pallasmaa, la arquitectura emocional es una respuesta crítica a la arquitectura moderna y racionalista que dominó gran parte del siglo XX. La arquitectura moderna se centró en la funcionalidad y la eficiencia, y descuidó la experiencia humana y emocional del espacio construido.
En contraste, la arquitectura emocional busca crear espacios que sean más humanos y significativos. Pallasmaa cree que la arquitectura debe ser “una experiencia emocional, sensorial y espiritual que involucre todo el cuerpo y el espíritu humano”.
En resumen, la arquitectura emocional fue creada por Juhani Pallasmaa como una respuesta crítica a la arquitectura moderna y racionalista. Pallasmaa argumenta que la arquitectura debe involucrar todos los sentidos del espectador y crear una experiencia emocional, sensorial y espiritual para el usuario.
En conclusión, las opiniones de la Arquitectura Emocional de 1959 siguen siendo relevantes hoy en día. Esta corriente arquitectónica fue una respuesta a la falta de emoción y humanidad en la arquitectura moderna de la época. Los arquitectos que abrazaron la Arquitectura Emocional creían que la arquitectura no solo debía ser funcional, sino que también debía evocar emociones y mejorar la calidad de vida de las personas que la habitaban. El legado de la Arquitectura Emocional se puede ver en muchos edificios icónicos de todo el mundo, y su influencia sigue siendo evidente en la arquitectura contemporánea. En resumen, la Arquitectura Emocional de 1959 es una corriente que ha dejado una huella duradera en la arquitectura moderna, y sigue siendo una fuente de inspiración para arquitectos y diseñadores de todo el mundo.
